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“La espiritualidad no se puede enseñar. Se transfiere, se pasa, de uno a otro –  como un virus contagioso, se pega.”

Me acordé de esa frase de Shakti Parwha Kaur Khalsa durante el último Tantra Yoga Blanco organizado en Madrid.

Un Tantra Yoga Blanco es un día entero de meditación – con meditaciones de media hora o de una hora entera que se encadenan entre las 8:00 y las 19:00 horas (con pausas de 10 minutos entre cada ciclo de meditación).
Es muy intenso y exigente – la mayoría del día se debe mantener postura fácil y mudras específicos (posiciones de mano) – acabándose, a menudo, con molestias en todo el cuerpo. Pero también es muy poderoso – se dice que un solo día de Tantra Yoga blanco equivale a varios años de meditación.
El Tantra Blanco de este año lo guió una de las antiguas alumnas de Yogi Bhajan y debo decir que fue una gran lección poder impregnarme de su presencia: observar su fuerza, su alegría, su compasión, su amor incondicional, su sonrisa, su sabiduría, su humildad… ese equilibrio tan sutil de energía masculina y femenina que permite enfrentarse a la vida con gracia y confianza. 
Por eso es esencial estar en presencia de maestros… porque su presencia misma es enseñanza.
Por eso también, en una clase de Kundalini Yoga empezamos siempre cantando el Adi Mantra “Ong Namo Guru Dev Namo”- para conectarnos a la cadena dorada de Maestros de Kundalini Yoga y así practicar rodeados de la sutil energía de esos Maestros.
Porque esa sutil energía es nuestra mejor guía.

Sat Nam,

 Gabrielle – Puranshant Kaur

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