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Estas heridas son distintas para cada uno de nosotros pero la mayoría del tiempo pueden resumirse en una falta de amor, una ausencia de confianza en la vida, una incapacidad a cumplir con nuestras necesidades básicas, el miedo a fallar…
Somos como pequeñas alcachofas… con tantas hojas heridas que de vez en cuando, tenemos la sensación de que nunca conseguiremos sanarnos totalmente… que cuanto más heridas sanamos… más nos quedan por sanar todavía.
Aunque sea complicado,  ese trabajo de sanación es esencial… es el que nos permite reconectar con nosotros mismos y abrirnos al amor incondicional… y así poder desplegar nuestras pequeñas alas.
Todos tenemos alas en la espalda… pero la mayoría del tiempo, están atadas… y ni nos damos cuenta de que las tenemos.
Es mucho más fácil quedarnos en el papel del pájaro herido que empezar a sanarnos y abrirlas poco a poco.
Marianne Williamson lo explicó de manera preciosa “Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite. Es nuestra luz, no la oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿Quién soy para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿Quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.”
Así que sana tus heridas… despliega tus alas y sirve al mundo.

Sat Nam,

 Gabrielle – Puranshant Kaur

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