Las relaciones románticas comienzan con una nota alta de emoción y esperanza para el futuro.
Cuando nuestra relación fracasa, experimentamos una profunda decepción y tristeza (incluso cuando la relación ya no era buena).
Cualquiera que sea la razón de la separación, la ruptura de una relación puede desencadenar todo tipo de emociones dolorosas y perturbadoras.
Representa la pérdida, no sólo de la relación, sino también de los sueños y compromisos que compartimos con nuestra pareja.
Es esencial lamentar todas estas pérdidas y expresar su dolor.
Desafortunadamente, muchas mujeres tratan de reprimir su profunda tristeza y sus miedos en su interior.
Retienen sus sentimientos, se desmoronan por dentro pero se muestran lo mejor de sí mismas por fuera…. para proteger a sus hijos o a sus padres.
Hasta que su mente y su cuerpo finalmente se quiebran… y terminan con una depresión o una enfermedad.
Le sucedió a una mujer que conocí hace unas semanas: asistió a un retiro que organicé en la Sierra de Madrid, en España.
Me dijo que se sintió completamente perdida cuando se divorció hace unos años. Pero no se permitió a sí misma llorar la pérdida de su matrimonio. Trató de seguir adelante lo antes posible para proteger a su hija de la intensidad de sus emociones.
Pero dos años después, se sintió aún más deprimida que justo después de su divorcio.
El duelo es esencial para el proceso de sanación. El dolor de la pena es precisamente lo que te ayuda a dejar atrás la vieja relación y seguir adelante. Y no importa cuán fuerte sea tu dolor, recuerda que no durará para siempre.
Date el tiempo que necesitas para expresar tu pena y tus sentimientos en lugar de dejarlos de lado.
Sat Nam,
Por favor, cuéntame más sobre tu propia historia en los comentarios abajo. Me encantaría conocerla. Lo bonito de la vida son las relaciones, ¿no? Compartamos experiencias y creemos relaciones significativas a través de este blog.
Gabrielle – Puranshant Kaur