Las circunstancias son lo que son.
Algunas veces son favorables… otras veces no. Igual que la luna… unas veces está llena, otras en cuarto creciente y otras en cuarto menguante.
Si dependemos de las circunstancias para ser felices – nunca lo seremos.
Porque si las circunstancias son “malas”, hay muchas posibilidades de que lo pasemos fatal… y que nos bloqueemos – por miedo a fracasar y a caernos.
Y si por si algún casual las circunstancias son “buenas”, hay muchas posibilidades de que temamos que ese buen momento se acabe y que no paremos de pensar en el “después” – “de momento, todo va bien… ¿pero luego?”.
Si hay alguna cosa permanente en este mundo… es la “no” permanencia – el cambio constante.
Por eso depender de la existencia de circunstancias favorables para ser felices es la mejor forma de asegurarse el fracaso a medio o largo plazo.
Porque todo puede cambiar en un segundo… nuestro trabajo puede acabarse, nuestro dinero desaparecer, nuestros seres queridos enfermarse…
Todo se transforma continuamente en este universo – y nada ni nadie – ninguna circunstancia exterior puede llenarnos realmente.
La única manera de vivir una vida realmente llena e inspirada… es mirar hacia dentro… y buscar dentro de nosotros esa felicidad.
Todo está dentro de nosotros… la paz, la armonía, el amor incondicional… ¡TODO!
Y lo bonito es que una vez que empezamos a cuidar de nuestro pequeño jardín interior, nuestra vida empieza a cambiar. Porque en la vida, atraemos lo que SOMOS, no lo que queremos.
Sat Nam,
Gabrielle – Puranshant Kaur
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